Presentación

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30 dic 2010

Día 23: 2.º día de vuelta (Ulm - Valencia)

26/09/10

Qué pena que el mejor desayuno de bufé de todo el viaje lo tuviésemos justamente hoy. Se le podría haber dedicado bastante tiempo...

A las 8 de nuevo en la estación para subir las bicis al tren, esta vez sin  prisas ni confusiones de ningún tipo.



En un par de horas llegamos a la estación de Donaueschingen, montamos todo de nuevo y a pedalear los pocos kilómetros que nos separan de camping donde dejamos el coche.

Hasta la fecha, poco nos habíamos acordado de él, pero en la  última recta que lleva al camping es inevitable ir estirando el cuello para intentar adivinarlo entre los coches aparcados (¿cómo estará? ¿Estará? ¿Arrancará?).

Seguía en el mismo sitio (más limpio por las lluvias) y arrancó a la primera. perfecto.

Fin del viaje (1051 km)

Cuando terminamos la operación Tetris, carretera hacia Valencia. La idea original era pasar un par de días en Basilea, pero la descartamos en Viena (no nos quedaban días de vacaciones).

El problemilla resultó ser que teníamos la ruta en papel de Donaueschingen hasta Basilea y de allí hacia Valencia, y no la directa hasta España... Total que empezamos el regreso intuitivamente.

Sin quererlo terminamos en el paso fronterizo con Suiza y, bueno, la atravesamos por el Norte mirando de reojo el depósito de gasoil, porque si por aquel entonces el litro de diesel estaba, en España, sobre el 1,10€ en Suiza estaba por 1,70€. Por suerte tuvimos que repostar ya en Francia...

Y poco más. Carretera y mucha carretera hasta Valencia, haciendo memoria ya de todo lo vivido en los últimos 22 días. Incluso ya hablando de un viaje similar para el año próximo (¿Milán - Roma?).

29 dic 2010

Día 22: 1er día de vuelta (Viena - Ulm)

25/09/10

Madrugón de los gordos para poder estar a las 8 en la estación de tren, habiendo desayunado, pagado el alojamiento y cargado las bicicletas.

Para no desentonar con otras jornadas del viaje, en esta también sufrimos las obras. La primera en la misma estación que complicaba bastante el acceso con bicicletas.

Encontramos el tren a falta de 2 minutos para que saliera, porque nos habíamos ido a otro que también iba a Salzburgo y cuando preguntamos en qué vagón iban las bicis... el revisor/conductor o lo que fuese se quedó a cuadros y menos mal que nos mandó al lugar donde estaba el tren bueno.

El caso es que en el tren que tocaba, nos toco desmontar todo a la velocidad del rayo y darle las bicis (y sus billetes) al revisor para que las colocara en un vagón de carga especial (más o menos de este estilo).


En Salzburgo, de nuevo las prisas para que nos dieran las bicicletas (vinieron a buscarnos y todo) sin retrasar la marcha del tren.

Con una hora y media por delante hasta que llegara el tren con destino a Ulm, lloviendo y con la estación en obras, sólo aprovechamos para sacar los billetes de Ulm a Donaueschingen (45€ incluidas las bicis) y buscar alojamiento en Ulm.

Más que nada porque llegaríamos bastante tarde (sobre las 21) y a esas horas ya no admiten clientes.

Queríamos reservar en el hotel Anker (donde ya estuvimos) pero nos fue imposible hacernos con ellos. Así que llamamos a la oficina de información de Ulm, les contamos el caso y nos dijeron que les llamásemos en unos minutos. Pasado un tiempo nos dijeron que en Anker estaba lleno, pero habían buscado alternativas (genial esta gente, de verdad). No eran baratas, pero en camping imposible y el Youth hostel cerrado a esas horas...

Al final reservamos en el Donau-hotel y con esto claro, a comer rápido en un centro comercial pegado a la estación, comprar la cena y de nuevo al andén...

Esta vez las bicis las teníamos más controladas.


Lo más curioso de todo el viaje pasó en Munich. Se celebraba la Oktoberfest allí y subieron al tren decenas de personas (algunas más borrachas que otras) vestidas con trajes típicos de Bavaria, que volvían para sus casas. Gran momento.

Cuando llegamos a Ulm no nos costó nada encontrar el hotel. Por suerte, porque entre el frío y la lluvia... Muy buen trato, incluso nos dijeron que nos abrirían la cafetería antes de lo normal para que pudiésemos desayunar antes de ir a coger el tren a la mañana siguiente.

Ducha, cena calentita calentita y a descansar que después de estar todo el día en el tren...



Donau-Hotel
- 75 €/noche desayuno incluido.
- Váter y ducha en la habitación.
- Bicicletas en garaje bajo llave al lado del hotel.
- Wifi (pidiendo clave) y 1 ordenador para utilizar en el vestíbulo.
- No preguntamos nada sobre lavadora/secadora.

28 dic 2010

Día 21: Viena (II)

24/09/10
Segundo día en Viena.

Después del atracón de museos de ayer, hoy nos queda un día más tranquilo y aunque también tenemos pensado visitar ciertos lugares, va a ser más de paseo por la ciudad que otra cosa.

A las 10 ya estamos en el Wiener Prater para subir en el Wiener riesenrad, una de las primeras norias de Europa.


Por suerte tenemos el día despejado a estas horas, así que las vistas de la ciudad son bastante buenas.

Iglesia de St. Othmars

Iglesia de Franz von Assissi y la Uno City (fondo)

Catedral de S. Esteban e Iglesia de Pedro

Iglesia Carmelita (delante) Votivkirche (fondo)

Terminado el viaje, cogemos metro y tranvía, no sin antes comprar un par de pretzels, para ir hacia la siguiente parada del día. Por cierto que mejor desplazarse por superficie para aprovechar y ver otras partes de la ciudad.



Segunda parada: el palacio de Liechtenstein.

Palacio de Liechtenstein (imagen: Wikipedia)

Sala de Mármol

Sala de Mármol

Lástima de no poder hacer fotos (estaba prohibido), sobretodo a la espectacular carroza de oro sobre la que estaban trabajando un equipo de restauradores.

(Foto: Forodinastías)

Y para terminar con el programa de visitas, nos fuimos andando a la casa-museo de Freud.


Donde, curiosamente, fue el lugar en el que más cantidad de información en castellano encontramos, incluso había más que en inglés... Luego nos percatamos de la cantidad de argentinos que estaban visitando la casa y que habían firmado en el libro de visitas.

Sala de espera, casa-museo de Freud

Con la hora de comer muy cerca, nos fuimos hacia el centro de nuevo no sin antes parar a ver el Parlamento.



Toda la tarde la dedicamos a callejear por la zona centro de Viena:







Schottenstift

Plaza de los Judíos

Terminamos la gran vuelta en la zona peatonal de la catedral de S. Esteban


donde buscamos un lugar lo más relajado posible para reponer fuerzas.


No mucho más antes de terminar la jornada. Comprar la cena y volver a la pensión a hacer el equipaje, porque según los billetes de tren, a las 8 de la mañana salíamos hacia Ulm.

11 dic 2010

Día 20: Viena (I)

23/09/10

Empieza el día dedicado a los museos. Si bien mi objetivo principal era hacer la ruta hasta Viena, el de Bea era llegar a Viena para ver los cuadros de Klimt.

Tras un ruidoso desayuno, no demasiado fuerte porque hoy no se va a pedalear (que raro se nos hace eso), salimos de la pensión hacia la estación de tren.

Lo de ruidoso viene porque en un comedor donde, como siempre, el silencio es bestial, que dos o tres personas sorban la leche/te... hace que se escuche hasta en la calle, y encima sin poder reírte a mandíbula batiente.

Vamos a la estación (Westbahnhof) porque en la oficina de información que hay te puedes sacar una tarjeta (válida para tres días), con la que puedes utilizar cualquier transporte público, tienes descuentos en entradas de museos, etc.



Nosotros en dos días rentabilizamos ese dinero de sobra.

Plano de metro en mano vamos al Museo Belvedere y llegamos antes de que abriesen las taquillas.





Ser de los primeros hizo que pudiésemos tener el museo casi a nuestra disposición...


No creo que Bea pueda olvidar los 10 minutos a solas delante de El beso de Klimt (impresionante cuadro, por cierto). Y una vez terminada la visita a este edificio, visitamos el Untere Belvedere, al otro lado del parque.


El segundo museo de la mañana era el Albertina. Al ir en tranvía ya nos pudimos hacer una idea de que iba a ser imposible no estar dando vueltas a todas horas por esta ciudad.


Lástima que debido a un acto de Louis Vuitton no pudimos ver una zona del museo, porque tenían reservadas unas salas....

Y ya era la hora de comer, así que mientras buscamos un lugar donde dejarnos caer, pudimos seguir viendo curiosos rincones de la ciudad.

Josephplatz

Michaelertrakt

Iglesia de S. Miguel

De casualidad encontramos el restaurante Lebenbauer con alternativa vegetariana  (lástima que el servicio fuese tan lento). Cuando terminamos de comer un pequeño paseo para llegar a la plaza del Ayuntamiento (impresionante edificio)

enfrente del cual se encuentra el Burgtheater.


Por la tarde nos quedaban un par de museos más por ver en el lugar que se conoce como el Museums Quartier. No tuvimos que andar demasiado para llegar; así aprovechamos para atravesar la Maria-Theresien Platz,


plaza en la que hay dos edificio casi gemelos. A un lado el Museo de Historia Natural


y al otro el Museo de Historia del Arte.


Mucha gente en el Museums Quartier. Imaginamos que entre que esos museos cierran más tarde (a las 22 h), bastantes terrazas para tomar algo y, sobre todo esos curiosos bancos tendrían algo que ver.



Primero visita al museo Leopold


y luego al Mumok.


Tras semejante empacho de cuadros, esculturas, láminas, etc. lo mejor fue descansar un rato aprovechando los bancos de colores.


Y que justo el detalle que estaba pintado en el que pillamos libre...


El hambre volvía a apretar... Por suerte encontramos un Subway que estaba justo enfrente del gigantesco edificio de la Ópera.


Con las pilas cargadas para el último arreón, nos metimos por la zona peatonal del centro, hasta llegar a la catedral de S. Esteban.




Y se hizo la hora de volver hacia la pensión. Antes pasamos por la estación de tren para solucionar la vuelta a Donaueschingen. Teníamos dos opciones:
  1. Volver en un día: salida de Viena a las 8 y llegada a Donaueschingen sobre las 22, con 6 transbordos.
  2. Vuelta en dos días: se tendría que hacer noche en Ulm para llegar a Donaueschingen, al día siguiente a las 10. Sólo se tenía que hacer un transbordo en Salzburgo.
Elegimos la segunda opción ya que con la primera nos iba a ser más difícil encontrar alojamiento, porque a esas horas, aunque avises que llegas tarde, no suelen admitir gente.

Compramos los billetes hasta Ulm (232,80 € con las bicis incluidas) y de cabeza a la pensión a preparar algo de cena, que ya se nos había pasado la hora hacía rato.